En resumen, los pasados días de marzo de 2012 en Santiago de Chile, la capital de un Estado especialmente conservador, se ha producido un acontecimiento histórico para el mundo de la ayahuasca: por primera vez un tribunal ha reconocido, siguiendo lo dicho por la JIFE, que la ayahuasca no es droga de acuerdo a los Convenios Internacionales, que son los que rigen las políticas de drogas a nivel mundial. Segundo, ha reconocido el potencial beneficioso cuando se acompaña de una práctica sensata. A día de hoy no se conoce una sola sentencia judicial en la que la ayahuasca haya salido tan bien reflejada.
Desde ICEERS nos gustaría reconocer públicamente el papel que han tenido los abogados Rodrigo González y Héctor Valenzuela por su buena defensa y asesoramiento legal. A los péritos Jordi Riba, José Carlos Bouso, y Jaques Mabit por sus discursos sólidos y convincentes que han sido clave en la resolución del veredicto. Y especialmente a Rumi por haber tomado la decisión de afrontar el conflicto de cara, a pesar de su riesgo, y así haber contribuido al desarrollo de la ayahuasca como herramienta terapéutica