Nuestro trabajo nos permite acompañar a las personas en sus procesos de cambio y presenciar cómo la combinación de plantas y psicoterapia los ayuda a encontrar su camino y a tomar decisiones sobre sus vidas que les permiten cortar con patrones de sufrimiento y malestar.

De múltiples formas estas personas nos han transmitido sus experiencias, impresiones y agradecimientos, lo que puede inspirar a otros en su camino de búsqueda de bienestar.


“Desde el domingo en adelante han sido unos días muy especiales. La misma cotidianidad, la misma rutina y también los mismos problemas. Pero la paz, la nula ansiedad, la alegría profunda de la vida, mi amabilidad con el mundo y el cariño en cada cosa que hago es algo que no me acuerdo haber experimentado. Siento que aún la medicina ayahuasca sigue adentro, y aunque el efecto siento que va a ir pasando, las certezas de las tareas urgentes en mi vida, en cuanto a actitudes, perdones que tengo que ofrecer, personas que están pidiendo mi ayuda, y personas / ángeles que la vida ha puesto en mi camino y no me había dado cuenta, son cosas que no van a pasar, son mensajes que atesoro y que con alegría los recibo y creo voy a estar a la altura de enfrentarlos.”


“Llegué a Manto Wasi hace poco más de un mes. Mi historia personal ha sido bastante dura respecto a consumo de drogas, comencé a los 12 años, partí de a poco, inofensivamente, pero 20 años después estaba realmente destruido, consumí tanta cocaína y pasta base que llegué a sentir que no quedaba más en esta vida que pegarme un tiro, lo perdí todo. En esas condiciones llegué a Manto Wasi. Lo que primero me sorprendió, fue un cambio de perspectiva respecto de mi visión del tratamiento: no me hablaban de enfermedad, mucho menos de algo crónico, todo era perfectamente entendible desde el punto de vista de las experiencias que había vivido. Todo podía cambiar si yo me disponía a hacerlo. ¿Plantitas de la Selva y Rituales de Ayahuasca en vez de Antidepresivos? ¿Posibilidad de cambiar en vez de Enfermedad Crónica? ¡Yo quiero esto!!! Comencé Purgando: no sólo vomité un montón de comida y agua, vomité un montón de pena, lloré como un niño, luego me reí mucho. No entendía lo que estaba pasando, pero definitivamente estaba expulsando de mi ser una serie de cosas que no quería. El sólo hecho de pensar en ciertas ideas me hizo seguir vomitando. Me sentí inmediatamente mejor, pero aún así cuesta creerlo, cuesta incluso transmitir a la gente la simple idea de que purgando, entregándose al espíritu de una plantita, dejándose llevar por sus poderes, se puede lograr un cambio radical de perspectiva respecto a lo que nos pasa. Paralelamente comencé una psicoterapia, que a diferencia de todas las que había hecho en mis largos años de tratamientos infructuosos, está enfocada a los mismos asuntos que voy viendo en las purgas, voy entendiendo la razón de los movimientos que las purgas me van generando. Algunas te agarran bien parado, algunas no, aún así, lo lindo es que siempre pasa algo, y ese “algo” se aborda en psicoterapia. Aún no he tomado ayahuasca, que es la “piedra angular” del proceso. Me toca ahora, en pocos días, y llego a ella entregado, dispuesto, con mucho cariño y respeto, con miedo, pero decidido. Llego con toda la confianza que me han dado las plantitas y quienes las entregan con tanta dedicación y energía. Siento profundamente desde una mezcla de entrega, trabajo y ayuda, que después de una gran tormenta, estoy enderezando mi vida, con la ayuda de dos personas muy queridas, y de las plantitas misteriosas y maravillosas.”


“Les quería agradecer por toda su dedicación, delicadeza y cuidado. Fue una experiencia maravillosa para mi y estoy muy motivada para continuar con este viaje hacia mi sanación. Encontré en ustedes un lugar que me hace sentir segura, respetada y validada. Muchísimas gracias por todo y por abrir las puertas de esa hermosa casa. Un abrazo grande!”


“Cometí el error de por muchos años no querer aceptar ayuda, de mentirme a mí mismo, de construir tantos muros para protegerme del exterior como me fuese posible. No toleraba verme vulnerable, fabriqué un sinfín de máscaras para no mostrar al resto mis inseguridades, máscaras que usé tanto tiempo que ya pensaba que eran parte de mí. Me olvidé de quien era y de qué quería. Me apoyé en el ALCOHOL. Con él volví a sentir una falsa sensación de libertad, con él no tenía miedos, con él la vida de nuevo parecía ser maravillosa, sólo que yo ya no lo era. Me encerré en un círculo de fuego y necesitaba ayuda. Mi madre se puso a buscar ayuda para mí. Se encontró con un extraño y desconocido lugar llamado “Manto Wasi”, un lugar donde trabajan con plantas de la selva y psicoterapia, un lugar donde supuestamente pueden ayudarme; yo ya estoy resignado a vivir quemado, pero incrédulo doy la chance de que me puedan rescatar, quiero ver sonreír a mi madre. Accedo a ir a ver de qué se trata el asunto. Con ella llegamos al lugar mencionado, yo aún con mi cabeza llena prejuicios –hippies locos ¿adónde me vine a meter?- y más encima con una asquerosa resaca que me había ganado el día anterior. Se produce el encuentro, y como ya había pasado por un par de lugares donde supuestamente me podían ayudar y no había funcionado, dije que “sí” a todo para dejar tranquila a mi madre. Empiezo mi tratamiento con una purga. Al terminarla me siento extraño, se me entrega una manta para poder descansar en el pasto durante un rato; durante ese rato mi cabeza está diferente, aún no lo entiendo. Me siento en paz. No me siento mal, esto no es tan absurdo ni loco como imaginaba, me siento tranquilo. De a poco con ayuda de las plantas y de la psicoterapia comienzo a descubrir cosas importantes, comienzo a derribar máscaras, vuelvo a conocerme; se está apagando el incendio que me rodea, encontré ayuda. Hoy ya llevó algunos meses en tratamiento con varias tomas de Ayahuasca, las que han sido todas maravillosas y muy significativas para mi proceso de curación, donde he podido entender muchas cosas de mí, perdonar y desenterrar cosas que yo mismo me había ocultado. He tenido muchas purgas con diversas plantas, también he tomado plantas de contención y he tenido varias sesiones de psicoterapia, las que me han ayudado a redescubrirme y entender quién soy, qué me pertenece y qué no. Me devolvieron a mí mismo, ahora vuelvo a ser yo.”


“Estoy muy contenta la verdad por lo bien que viene mi hijo con el tratamiento. Lo está cumpliendo en un 100%, lo veo muy entregado y eso me gusta mucho. Confía mucho en ustedes, le encuentra mucho sentido al trabajo de psicoterapia, me dice que van descubriendo cada día muchas cosas, se siente muy apoyado por las plantas, me gusta mucho como ustedes ha encarado a mi hijo, que se preocupen de como va llevando el tratamiento de las plantas. Feliz es lo que te puedo decir. Cuéntenme ustedes cómo sigue la cosa y ahí estaremos para seguir acompañando. Cariños.”